En esta novela el autor nos sumerge en la década de los setenta, en un ambiente rural de la provincia de Almería donde la moral de la época todavía rige la vida de los protagonistas. En Lucerna, pueblo imaginario próximo a la Sierra de Gádor, Dolores debe soportar toda clase de abusos a que le somete un marido violento y alcohólico, sin poder poner veto a ello porque están unidos para siempre. Su hija Delia, con apenas nueve años, es perfectamente consciente de que su madre sobrelleva en silencio las vejaciones del esposo, lo que creará un progresivo distanciamiento entre padre e hija. Pese a todo Dolores continuará aguantando porque la idea de una separación conyugal es todavía inconcebible. Delia exhortará a su madre en repetidas ocasiones a marcharse lejos, a donde no pueda ser criticada, a lo que Dolores continuará negándose. Esto a su vez generará algunas discusiones entre ambas. La niña se siente responsable de esta situación, lo cual -unido al cariño que une a las dos-, determina un trágico desenlace. Es un relato estremecedor y duro, vívido y apasionado, que convence y llega a emocionar al lector. El autor pretende con esta novela introducirnos y empaparnos en un pasado próximo donde los cónyuges quedaban unidos de por vida...o hasta que la muerte los separe.