A finales de 1944, el Ejército alemán se encontraba asediado en dosfrentes y exhausto después de 5 años de lucha, sin apenas capacidadindustrial y militar para organizar y planificar operacionesofensivas. No obstante, sobre el papel les quedaban todavía lasúltimas divisiones panzer, las divisiones Volksgrenadier y parte delas divisiones de élite de las Waffen SS, además de otras miliciasorganizadas ad hoc como la Volkssturm o la Werwolf, con las queintentar revertir la situación. Lejos de adoptar una postura meramente defensiva, sus divisiones de choque continuaron mostrando unaagresividad implacable hasta el final. En Hungría, operaciones comoKonrad I, II y III, Viento del Sur y Despertar de Primavera,destinadas a socorrer a las tropas cercadas en Budapest, son clarosejemplos de la mentalidad ofensiva alemana. La Operación Solsticio alas puertas de Berlín, el contraataque de Bautzen, en el sector delNeisse, y el último intento desesperado de Hitler de salvar la capital del Reich han sido acciones ofensivas tradicionalmente relegadas a un segundo plano en la historiografía sobre la Segunda Gu