Un cuaderno, que aparece como perdido, constituye el motivo que articula la trama narrativa de este relato. Esa agenda -una pequeña libreta de dibujos, de apuntes y bocetos, de notas que un pintor mexicano (Roberto Parodi) registrara durante su estancia en la Barcelona de los primeros años ochenta- es objeto de una búsqueda intensa por distintos ambientes de la ciudad. En esos ambientes, y a través de las andanzas de sus protagonistas, descubriremos los trazos esenciales de una época en la que toda suerte de aventuras podía desarrollarse en torno a la práctica del arte, de la literatura, de la indagación de la propia identidad, disuelta en la historia que nos cuentan. El narrador, que no puede sino tratar de establecer un referente que dé sentido, continuidad y proyección a los trabajos y anhelos que pugnan por realizarse desde el centro de su invención novelesca, acaba por restablecer la pérdida del objeto buscado... al precio de otra pérdida mayor. El final, insospechado, nos deja solos e inermes ante la única certeza posible: la evocación de una memoria: Barcelona. Una ciudad que nunca se acaba ni sucumbe: «Un misterio. A la búsqueda siempre del autor que mejor sepa transmitir su secreto».