La Educación para la Ciudadanía ha constituido un reto histórico insuficientemente atendido en el sistema educativo, que no siempre ni sólo se puede resolver con la introducción de asignaturas que analizan las grandes declaraciones universales de los derechos humanos y los valores democráticos. El objeto de este libro es ampliar ese reto: convirtiendo la vida de la escuela en laboratorio práctico e indispensable de ciudadanía, nuevo espacio para la sociedad civil; admitiendo la complejidad de intereses, la pluralidad de experiencias y la relación intercultural en el contexto local con un cambio de mirada al orden y la autonomía escolar; desarrollando el protagonismo estudiantil, y profundizando en las prácticas de colaboración y negociación de los aprendizajes. El autor se propone abordar frontalmente los desencuentros entre profesorado, familias y alumnado, instalados en reproches, culpabilizaciones y exigencias recíprocas impertinentes, ya que alumnado y padres conforman categorías sociales asimétricas, cada vez menos sumisas. Se explican aquí los miedos escolares ocultos, tanto del profesorado y como del alumnado, la ética privada basada en el relativismo moral y el incumplimiento de derechos sociales y civiles del sufrido alumnado. Esta obra nos ofrece interesantes indicadores para: evaluar la aplicación de los derechos humanos básicos en los centros; diagnosticar la participación del alumnado y la ?autenticidad? escolar. Se analizan las fuentes de desigualdad de estatus entre estudiantes para corregir la desigualdad en los grupos, delegando la autoridad, igualando el nivel social e implantando actividades contrahegemónicas, que atiendan a los más desfavorecidos, y no entorpezcan los mejor situados. Finalmente, se sugiere la negociación como teoría de la enseñanza y el aprendizaje para planificar el currículum (contenidos, poder, actividades, valores, intereses, normas) y mediar en los conflictos escolares.