Este libro pretende responder a un interrogante crucial en la historia contemporánea de Navarra: el de averiguar si el escaso crecimiento de su población durante el siglo XIX, uno de los más bajos de todo el estado español, puede ser atribuido a la larga sucesión de crisis de mortalidad de naturaleza epidémica, bélica, mixta, etc. Hay que tener en cuenta que se trata de un periodo en el cual se sucedieron conflictos y crisis como la guerra de la Convención (1793-1795), la crisis agropecuaria de 1802-1805, la guerra de la Independencia, las epidemias de cólera (1834, 1855 Y 1885) Y las guerras carlistas (1833-1839 y 1872-1876). Averiguar en qué medida estas crisis fueron responsables de dicho escaso crecimiento tenía tanto más interés considerando las aportaciones de algunos autores que señalaban que las consecuencias demográficas de las guerras, o no fueron tan graves como se había pensado, o bien, si 10 fueron, tuvieron que ser atemperadas por otro factor, el descenso de la mortalidad infantil y juvenil. Este planteamiento adquiría un sesgo diferente en Navarra si consideramos que tal descenso de la mortalidad fue menos generalizado. Tras el estudio realizado, el autor concluye que el escaso crecimiento demográfico de la provincia entre 1786 y 1900 (poco más de 80.000 habitantes) estuvo condicionado por las crisis de mortalidad, aunque el análisis que realiza de éstas no le parece suficiente para explicar totalmente tan acusado estancamiento. Hasta 1860, la población navarra creció a un ritmo más que moderado, pero a partir de aquí, un nuevo factor provocó el cuasi estancamiento demográfico: la emigración. Este fenómeno, sin duda alguna, tuvo que encontrar buena parte de sus causas en el penoso estado socioeconómico de Navarra durante la centuria, que es el que se describe a lo largo de las páginas de este libro.