En el sórdido y desalentado recorrido de Tiempo de silencio (1962), una obra que transformó para siempre, elevándolas y abriéndolas al mundo, las aspiraciones de la novela española, se pueden admirar tanto el contenido intelectual como la técnica narrativa y el estilo, inspirados en muy heterogéneos modelos clásicos y contemporáneos. Al igual que en el Ulises de Joyce, la descripción de una ciudad contiene también la visión cultural del país: la acción narrativa sirve de soporte a soliloquios, disgresiones y descripciones que presentan un panorama de la historia española desde la Edad Media.