Ningún juego es comparable al antiguo Tarot llamado ""de Marsella"", fundamentalmente por dos razones: por ser el más conforme con la tradición y el más rico en sentido analógico de cuantos se conocen. Ha sido la tosquedad de su diseño y el hermetismo de sus símbolos lo que le ha condenado durante muchos años al olvido. Nada en este tarot ha sido dejado al azar: los dibujos fueron concebidos de forma que den sentido a los menores detalles, los colores son siempre los apropiados a la idea principal de cada arcano, y el conjunto revela una filosofía trascendental. Existen en el mercado comentarios sobre tarots similares, pero además, de que en su mayor parte no hacen alusión más que a los 22 arcanos mayores y dejan en la sombra a los 56 arcanos menores, apenas van más allá de la filosofía de sus autores y sus dibujos son incompletos o deformados, porque han olvidado representar aquello que no comprendían bien.