En palabras de su autora, «este libro es para que todas las personas piensen, como yo, que el sexo es bueno, divertido, nada vergonzante y tan necesario que debería, con sus juguetes y alicientes, estar subvencionado por la Seguridad Social».
Bolas chinas, columpios del amor, hierbas afrodisiacas, margaritas vibradoras y traviesos conejitos se pasean por estas páginas que recorren la loca historia de los juguetes eróticos desde Adán y Eva. Todo el mundo, en todas las épocas, ha buscado el éxtasis, esa «explosión corporal ¿dice Karmele Marchante¿ que nos transporta a un lugar que cada vez distinto y, por tanto, inacabable». Pero para ello se necesita disponer de tiempo y ganas, ansias de saborear lo desconocido, reinventar lo visto y rehacer todo de nuevo soñando con las sorpresas que nos aguardan. El sexo, así concebido, se convierte en un limbo feliz.
El triángulo amor-sexo-juguetitos se despliega aquí ante los ojos de los lectores a través de una serie de atractivas historias que cualquiera puede vivir si se empeña en ello.