"El mar estaba sereno" es una novela compuesta por la historia de siete personajes que vuelven a la búsqueda de aquellos *días marcados* que, de forma inadvertida, cambiaron dramáticamente el rumbo de sus vidas. La novela y la comprensión de cada historia se van construyendo, como en la vida real (si es que la realidad y la ficción son dos cosas diferentes), en sucesivas aproximaciones al pasado que cada uno reconstruye, como quien busca el lugar correcto de unas piezas de un rompecabezas: la transformación de un soldado de origen portorriqueño que participa en la invasión estadounidense de Irak; el exitoso médico que terminará por descubrir que sus pesadillas y ansiedades no eran otra cosa que vestigios de su propio pasado de hijo de desaparecidos; el hombre de negocios que deja la España franquista por el Rio de la Plata y allí se encuentra con su propio padre, muerto en la Guerra Civil cuando él todavía era un niño; el coronel uruguayo que escapará a la justicia de su país pero no a la venganza de una de sus víctimas; el ingeniero que huye de Buenos Aires y de sus propias emociones, como lo hicieran sus antepasados rusos; un par de grises comerciantes que décadas atrás deciden ocuparse de la vida ajena para olvidarse de sus propias frustraciones; el viaje del náufrago solitario que lucha por mantenerse a flote en un barco abandonado, que ha perdido la memoria y ve el mundo (como quizás lo vemos cada uno de nosotros cuando estamos ocupados) como si fuésemos únicos, como si nuestras esperanzas, alegrías, miedos y frustraciones no se hubiesen realizado ya en otros escenarios en cada uno de nuestros antepasados. Como sugieren estas historias que se entrecruzan, todos tenemos algún día marcado y, por eso, más allá del futuro nos espera siempre el pasado.