El deporte municipal surgió hace casi tres décadas, y no resulta exagerado afirmar que ha revolucionado el panorama deportivo en nuestra sociedad. Sin embargo, la falta de tradición por un lado, y la ausencia de directrices acerca de su contenido y su gestión por otro, han propiciado durante estos años, métodos y situaciones que, comienzan a no ser aceptables en el momento actual. Frente a planteamientos improvisados, debe adoptarse la planificación como instrumento permanente de trabajo. Frente a modelos deportivos imitados de otros municipios, deben prevalecer criterios inherentes a la propia realidad local. Frente a búsquedas constantes de crecimiento en presupuestos, instalaciones, programas deportivos... deben instaurarse medidas de racionalidad que ajusten las propias posibilidades municipales, las ofertas deportivas, a las cada vez mayores y variopintas demandas ciudadanas. No parece que se pueda seguir creciendo como se ha hecho hasta ahora, tanto en infraestructuras, como en servicios, directos como indirectos, con su correspondiente reflejo presupuestario. Cada vez más, la Administración pública local debe esforzarse por evitar despilfarros, entre los que se incluyen los gastos superfluos pero también deben incluirse las infraestructuras sobredimensionadas para las posibilidades de la Corporación local, los programas deportivos que ya se imparten en el municipio, las subvenciones sobrevaloradas y un largo etcétera. El planteamiento de futuro conlleva, por tanto, una reflexión diagnóstica acerca de la gestión que se realiza y, sobre todo, la adopción de nuevas estrategias deportivas, inmersas en un conveniente proceso, y modelo, planificador. Entendiendo, sin embargo, que cada municipio posee su propia autonomía, garantizada constitucionalmente, por lo que las soluciones que se adopten debieran ser ajustadas a su realidad y por lo tanto resultar irrepetibles. Más como una reflexión, o una invitación a ella, que como propuesta a adoptar, se presenta esta publicación en la que se abordan estos temas, acometidos desde una perspectiva propia, soportada en un modelo de planificación, en el que las estrategias desempeñan un papel fundamental al servicio de las consideraciones políticas como de las técnicas deportivas.