Fútbol, pasión de multitudes..., y un vehículo inmejorable para albergar mensajes nacionalistas y hacerlos volar a trepidante velocidad. La historia que este libro narra comienza en el estadio Mestalla de Valencia el 12 de mayo de 2009, en medio de una atronadora pitada al himno y al Rey de España proferida al unísono por las aficiones de los dos clubes enfrentados en la final de la Copa del Rey de fútbol, y acaba un año después en Madrid, en una abarrotada celebración en la cual la multitud ondea orgullosa las banderas nacionales que normalmente permanecen guardadas en armarios candados con siete llaves. El trayecto podría ser corto pero el viaje es muy largo: da un enorme rodeo para viajar a la corte de los Reyes Católicos, a los colegios pijos de la Inglaterra del siglo XIX, al despacho de Antonio Cánovas del Castillo, a la gabarra del Athletic de Bilbao, a los disparaderos de los misiles Exocet de la guerra de las Malvinas, a las trincheras de la de España, al palco del estadio Santiago Bernabéu, a la abadía de Montserrat, al puerto de Huelva, al plató de Sálvame, a la portería guardada por John Bonello en el estadio Benito Villamarín de Sevilla el 21 de diciembre de 1983, a los batzokis del PNV, al Estadio Olímpico de Amberes, a las redacciones de Marca, As y El Mundo Deportivo, a las gargantas de Víctor Hugo Morales y Matías Prats padre... Juan Carlos De la Madrid navega entre la historia y la sociología para trazar tres narraciones paralelas (la historia del fútbol, la de la sociedad de consumo de masas y la de la construcción de la identidad nacional española) y hacerlas converger en la bota de Andrés Iniesta en el minuto 116 de la final de la Copa del Mundo de fútbol disputada en Sudáfrica en el verano de 2010, cuando un gol mezcla de furia y elegancia vuelve finalmente, cien, doscientos, quinientos años después, tal vez demasiado tarde, posible una patria imposible, en medio de una crisis económica terrible.