Se trata del primer volumen de La Biblia patristica que incluye la presentación, prólogo e introducción general a toda la colección. Los primeros capítulos del Génesis han ejercido en el desarrollo de la teología cristiana una influencia mayor que cualquier otra parte del Antiguo Testamento. El rico mosaico que se nos muestra en torno a la creación del mundo y del hombre resultó fascinante para aquellos ilustres pensadores que fueron los Padres de la Iglesia. Aquí hallaron los primeros hilos con que tejer una teología de la creación, de la caída del hombre y de su redención. El relato de los seis días de la creación atrajo especialmente el interés de los Padres, que dio como fruto los famosos comentarios llamados Hexámeron. Entre ellos los más conocidos son los de Basilio de Cesarea y Ambrosio, aunque también encontramos estos escritos en cinco obras de san Agustín y en otros autores. Por otra parte, los versículos referentes a la creación del hombre ""a imagen y semejanza de Dios"" quizás sean la parte del Antiguo Testamento más comentada por los Padres, que también reflexionaron, siguiendo al apóstol Pablo, sobre el profundo significado de Adán como arquetipo de Cristo, el nuevo Adán. Al igual que en los otros volúmenes de la colección los comentarios que aparecen en este libro cubren un espacio temporal y geográfico que va del siglo primero al octavo y de Oriente a Occidente, y pertenecen a Padres de lengua griega, latina y siríaca. En muchos casos estos textos se traducen al castellano por primera vez. Estos escritos constituyen un tesoro de sabiduría antigua que nos hará comprender mejor por qué los Padres son un punto de referencia fundamental e indispensable para la fe cristiana, pues, como ya decía san Agustín, ellos fueron, después de los apóstoles, los sembradores, los regadores, los constructores, los pastores y los alimentadores de la Iglesia, la cual pudo crecer por su acción vigilante e incansable.