La imagen otorga una nueva dimensión a la tarea de recopilación e indagación acerca de nuestro patrimonio, llevada adelante con perseverancia y creatividad por el arquitecto Fernando López Castañeda, a quien, sin proponérselo previamente, ha venido a ser el legatario de estos grandes propósitos. En ese contexto, aparece como trasfondo del poderoso testimonio, la ciudad de La Habana. La urbe, con su hechizo inexplicable, con su insólita amalgama de estilos, emerge bajo el velo y las pátinas del tiempo, con una fuerza tal que es capaz de sobreponerse al desamor o al olvido.