Todo aquel que se acerca libre de prejuicios a la figura histórica de Francisco de Asís, no tarda en quedar impresionado por ese algo universal que se desprende de él. Más allá de su tiempo y por encima de su medio cultural y de su religión, resplandece por una altísima fidelidad a lo auténticamente humano que hay en él, y que le liga en fraternidad con el conjunto de la Creación. Se puede afirmar que el de Asís no podía creer en el Dios de Jesús sin creer con la misma intensidad en los seres creados por Él. Que la fe, para ser auténticamente teologal, ha de quedar expresada en ese acto de adoración, comunión y servicio que nos une con Dios en el mismo corazón de la vida ordinaria. Y que en el Modelo dejado por Jesús se vive de conjunto la fidelidad del hombre a sí mismo, a Dios y a todas las criaturas, con una clara predilección por los que más sufren y los excluidos.¿Ha pretendido el autor poner en estrecha relación a Francisco de Asís con el Papa Francisco? Sin duda, la lúcida conciencia de que Dios ama a este mundo y está empeñado en que sea un mundo de hermanos, de Paz y de Justicia, viene haciendo del ministerio de Bergoglio una bandera indiscutible, cercana a Francisco de Asís por querer ser limpiamente evangélica. Antonio López Baeza, ordenado cura católico hace cincuenta años, ha dedicado buena parte de su trabajo pastoral a la animación espiritual, siempre cercana al mundo de los pobres.