«Todo el mundo es una fémina y todo el mundo lo odia». Andrea Long Chu abre su ensayo desafiado las tensiones políticas del género y elsexo, la fuerza punitiva del deseo, la aceptación asfixiante de lanorma. Inspirándose en una obra olvidada de Valerie Solanas, la mujerque escribió el Manifiesto SCUM y disparó contra Andy Warhol, Chudirige su agudo ingenio y su intuición quirúrgica a objetivos que vandesde el arte escénico hasta el psicoanálisis, desde los incels hastael porno e incluso feministas como ella. A cada línea, defiende laafirmación indefendible de que la feminidad es menos un estadobiológico de las mujeres y más una condición existencial fatal queaflige a toda la humanidad: hombres, mujeres y todos los demás. Chu,que es una nueva y emocionante voz a la que se le atribuye haberlanzado la «segunda ola» de estudios trans, muestra la escritura de su propia vida, desnudándose con un morboso sentido del humor y unaesperanza mordaz.«El deseo merece una descripción. Lo mismo ocurre con el autodesprecio de género de la "fémina", que resulta que somos"todos nosotros". Con estas tesis, Andrea L