Este estudio sobre el Sindicato Tipográfico Internacional, la vieja organización de los tipógrafos norteamericanos y canadienses, fue saludado desde el momento mismo de su aparición (1956) como una obra adelantada llamada a abrir nuevos caminos no sólo en el ámbito específico, sino en el de las ciencias sociales en general. El paso del tiempo no ha desmentido esas apreciaciones, y la obra figura ya entre los textos clásicos de la Sociología.