Visualmente, muchos edificios contemporáneos reflejan sus sistemas de producción o recuerdan estilos y motivos anteriores. Esta división entre producción y representación es de alguna manera una extensión de la que existe entre modernidad y tradición. En esta obra, David Leatherbarrow y Mohsen Mostafavi analizan cómo el diseño puede beneficiarse de los métodos de producción, de modo que la arquitectura ni ignore ni esté dominada por la tecnología. Leatherbarrow y Mostafavi empiezan con el aislamiento teórico y práctico de la superficie del edificio como objeto del diseño arquitectónico. La autonomía de la superficie, la «fachada libre» moderna, presume una distinción entre los elementos estructurales y no estructurales del edificio, entre estructura y cerramiento. Una vez que la piel del edificio se ha hecho independiente de su estructura, puede colgar perfectamente como una cortina o como una tela. Pero las propiedades de la superficie del edificio ?ya esté hecha de hormigón, metal, vidrio u otros materiales? no son meramente superficiales, sino que construyen los efectos espaciales a través de los cuales se comunica la arquitectura. A través de sus superficies, el edificio declara su autonomía y también su participación en el entorno. El punto central de la relación entre estructura y piel es la superficie de la arquitectura. Rastreando las soluciones dadas a esta superficie, los autores examinan edificios contemporáneos y del pasado reciente. Entre los arquitectos tratados se incluyen Albert Kahn, Ludwig Mies van der Rohe, Alison y Peter Smithson, Alejandro de la Sota, Robert Venturi y Jacques Herzog y Pierre de Meuron.