El área de los movimientos sociales constituye una perspectiva clave para el análisis de los conflictos que se multiplican en los países avanzados porque permite vincular el nivel abstracto desde el que suele formularse su interpretación con datos empíricos sobre las organizaciones y los actores que las protagonizan. Al comienzo de los años noventa, el papel central de los movimientos sociales en la brusca transformación de los sistemas comunistas en los países de Europa del Este de Europa representó un desafío a las teorías prevalecientes en este campo, que no permitían unas explicaciones satisfactorias de los hechos, al tiempo que mostró sus dificultades para precedir estos fenómenos. En Occidente, el desafío que ha supuesto el surgimiento de nuevas formas de acción colectiva constituye un fenómeno paralelo al declive del movimiento obrero. Este desafío es abordado en este libro, y es conceptualizado como un positivo ""impacto epitemológico"" de los movimientos sociales contemporáneos, ya que ha contribuido al desarrollo de éste área de estudio y a la creciente influencia de las perspectivas constructivistas compartidas por la mayoría de los autores. El libro se ocupa de las principales cuestiones planteadas por los cambios en las formas de acción colectiva y contiene datos e ideas que permiten entenderlos mejor.