En Breviario perplejo -que evoca la Guía para perplejos de Maimónides- nos encontramos con la mirada perpleja del autor ante la existencia, en la que trata de guiarse de la mano de sus pensadores admirados; se acerca a ellos con una mezcla de ironía, escepticismo y reconocimiento. El libro está dividido en doce breves cuadernos que jalonan un recorrido irónico que parte de la realidad más cercana y llega a rozar la metafísica. Se inicia con un retrato de la sociedad, continúa el viaje por el sistema educativo, por los cementerios, por las consultas y terapias psicológicas, y se adentra en el mundo de la reflexión artística, poética, lingüística; hace una incursión en las ideas científicas, para concluir en una especie de Juicio Final ante Dios/no Dios, una especie de muralla inexpugnable que le provoca una ironía no exenta de comicidad: «reírse de la trascendencia es la mejor manera de trascender».