«El amor es, como todo el mundo sabe y acepta, una fuerza misteriosa e inexorable, con un poder inmenso sobre nuestros pensamientos y decisiones en la vida. El amor es dueño y señor. Y, además, exigente: nos reclama lealtad.» Si le preguntaran: «¿Es usted adúltero o le gustaría serlo?». ¿Cuál sería su respuesta? ¿Es de aquellas personas que están en contra del amor? ¿Su relación puede sobrevivir a la infidelidad pero no a la deslealtad? ¿Su pareja le proporciona optimismo y renovación o es una anestesia emocional? ¿Qué tal lleva términos o expresiones como fidelidad, amor eterno, complicidad, compañerismo trabajo diario? Laura Kipnis pone sobre la mesa no solo estos, sino otros muchos aspectos espinosos sobre nuestra infinita búsqueda del amor eterno, sobre todo en relación con los recurrentes puntos de la fidelidad y el engaño. Examina de un modo incisivo el significado y la importancia cul­tural del adulterio, argumentando que quizá la pregunta se refiere no solo a la elección de ser o no ser fiel, sino también al fin de esta vanagloriada fidelidad. Investiga las reglas y los rituales de la vida en pareja y los asuntos domésticos. Argumenta las múltiples razones por las que «trabajar en/por tu relación» solo es un modo más de someternos a las faenas» del amor y la ética del trabajo. Establece las coordenadas por las que todos acabamos siendo esclavos del mantenimiento de la monogamia, en tanto en cuanto partimos de la, hasta el momento y pese a las evidencias de lo contrario, premisa básica de la vida en pareja: que el deseo por uno y un único amor puede persistir y persistirá a través de una vida de estar siempre juntos.