Cuando se maneja la Biblia, lo normal es que se citen nombres de varones: Abrahán, Moisés, David, Isaías... Sin embargo, las mujeres no están menos presentes, y son extraordinariamente interesantes. Al lado de los patriarcas, de los reyes y de los legisladores, recuerdan -con vigor o discreción- la importancia del corazón, del cuerpo, del canto o del espíritu nómada. En este libro se encontrarán cuarenta retratos llenos de vida: jóvenes muchachas soñadoras y frágiles, madres tiernas o posesivas, guerreras, seductoras, esposas abandonadas o estériles, profetisas que danzan... Retratos que con frecuencia se alejan de la perspectiva habitual con que se suelen abordar estas figuras. Estas mujeres que aparecen en la Biblia -Betsabé, Agar, Débora, Tamar, Raquel, Judit-, aun perteneciendo a una religión y contexto social concretos, han configurado ampliamente la cultura y la sensibilidad de Occidente.