El género tradicional del paisajismo experimentó una transformación radical en la década de 1960 cuando muchos artistas dejaron de limitarse a representarlo y pasaron a imprimir su huella directamente en el entorno natural. Síntoma del impulso contracultural de aquella década fue que los artistas volvieran la espalda a las galerías como marco de exhibición y al mundo del arte como sistema económico. Se vieron atraídos, en cambio, por entrópicos páramos postindustriales o por vastos espacios yermos en el desierto o la montaña. Unos desplazaban masas de tierra para dar lugar a colosales símbolos elementales, mientras que otros balizaban el horizonte con hitos hechos por la mano del hombre. Si bien predominantemente escultórica, la tendencia incluye también "la performance" y la faceta conceptual. Este volumen documenta minuciosamente la génesis del fenómeno del Land Art de las décadas de 1960, 1970 y la herencia que ha dejado en el arte medioambiental contemporáneo. Obras en la tierra.