El presente libro parte de una idea feliz: considerar el cerebro y el universo como dos entidades parecidas, aunque a distinta escala. Mediante este enfoque, alejado de todo paralelismo superficial, David Jou revela similitudes profundas y sorprendentes: la inmensidad cósmica es condición necesaria para la existencia del cerebro; el procesamiento de la información en el cosmos y en la mente humana sigue pautas afines; en los dos ámbitos resultan fundamentales los llamados «componentes oscuros» (la glía para la computación neuronal y el universo invisible sobre la materia visible); la física cuántica parece desempeñar un papel sutil tanto en las galaxias como en las sinapsis cerebrales. Contemplar el universo como un inmenso ordenador nos lleva a preguntas cruciales sobre su «programa» y su «memoria»: ¿es de tipo matemático o tiene una lógica más amplia? ¿Conserva la memoria del cosmos rastro de nosotros, o desaparecemos de ella como se desvanecen los recuerdos en el cerebro? ¿Podrá seguir realizando cálculos eternamente un universo cada vez más diluido y frío? Del mismo modo, ver el cerebro como un universo subraya su vertiginosa complejidad, su dinamismo fascinante y su portentosa capacidad de abrirse a lo cósmico en busca de respuestas sobre el origen y el sentido de las cosas.