La política de la educación comparte con el resto de las ciencias la naturaleza falible y valorativa de sus investigaciones. El hecho de que en el ámbito de la política educativa se incluya una dimensión normativa con la inevitable presencia de valores con implicaciones ideológicas, no significa que su investigación no deba abordarse de un modo científico. Desde el nuevo enfoque epistemológico que proponemos, deudor de los planteamientos críticos del pragmatismo y de una concepción sistémica y normativa de la realidad, se puede legitimar la política de la educación como una perspectiva científica imprescindible para el conocimiento y comprensión de las políticas y los sistemas educativos. El resultado será la construcción de un cuerpo de conocimientos sensibles a la incertidumbre y a la complejidad, en el que los dominios cognoscitivo, práctico y evaluativo de la educación interactúan para establecer la racionalidad de los fines educativos.