El niño se encuentra inmerso en un proceso madurativo mediante el cual puede ir discriminando progresivamente algunos conceptos espaciales. Será a partir de los cinco años cuando inicie la distinción entre lo que es la derecha y la izquierda. Antes de esa edad las respuestas suelen darse al azar. Ahora bien, el hecho de que un niño discrimine lo que está a su derecha o a su izquierda, en relación a su propio cuerpo, no implica que sea capaz de discriminar como diferentes dos figuras geométricas simétricas. La tendencia a la inversión está en la base de muchos aprendizajes escolares: discriminación de grafemas (d ~ b), discriminación de sílabas directas e inversas (es::¡: se) o discriminación de sinfones y sílabas trabadas (bra ::¡: bar). Todos estos errores se deben a una inversión del grafismo o de la secuencia de presentación de los grafemas. Ahora bien, la tendencia a la inversión es un estadio normal en el proceso de desarrollo de percepción del niño. Esta inversión que tiende a ver como iguales figuras simétricas invertidas o giradas comienza a desaparecer sobre los cinco años; hacia los ocho años suele desaparecer en la mayoría de los niños.