Desde los años noventa, España se transforma rápidamente -como no había ocurrido en otros países de nuestro entorno- de un país de emigración a un país de inmigración, aunque la crisis haya permitido equilibrar la balanza. Esta metamorfosis ha cambiado el paisaje humano de la calle y de la escuela, aunque en nuestra sociedad siempre hubo un alto grado de diversidad cultural. Con la llegada de la inmigración se comienza a plantear un concepto de ciudadanía que va más allá de un papel que certifique la pertenencia a un Estado. Participación democrática y diversidad cultural se cruzan en el paradigma de la ciudadanía intercultural. Este libro presenta un encuadre teórico y unas líneas de aplicación práctica de dicho paradigma, necesario para educar en la sociedad actual tanto en el ámbito formal como en el no formal. Puesto que todos somos ciudadanos interculturales y todos educamos, a todos puede interesar su lectura, aunque vaya dirigido especialmente a los que se formen para ello.