En esta obra, un largo monólogo de Penélope, la reina cercada porpegajosos aspirantes a sustituir en el trono de Ítaca al naveganteextraviado, va desgranando su desazón y advierte a Odiseo de lasprevisibles consecuencias de su ausencia.Desnuda ya de su condición de mito, Penélope se manifiesta como unamujer que afronta en soledad situaciones que, seguramente, ladesbordan. No es la menor de esas preocupaciones comprobar en losespejos de metal bruñido que empieza a envejecer en un lechosolitario.El autor nos llevará de la mano por el interior del gineceo de estamujer madura, obligada a representar en el mito griego su papelde esposa fiel y casta, para no desmentir las leyendas que circulanpor Grecia.Junto a las quejas sobre la triste condición de las mujeres, sobreesa tradición tan griega de que cada generación ha de tener suguerra, descubrimos que Afrodita, la diosa que desata pasiones, tieneen Grecia especial predilección por sembrarlas en el interiorginececo