Obra que se sitúa frente a toda tradición misógina de Grecia, ya quede esa literatura, que en ocasiones amplifica el temor del varóngriego a las mujeres, Medea es la cima inalcanzable.La obra de Antonio Jiménez Casero se sitúa frente a toda tradición misógina deGrecia, ya que de esa literatura, que en ocasiones amplifica el temordel varón griego a las mujeres, Medea es la cima inalcanzable.Ella es la advertencia de los varones griegos a la mujeres que aspiran a una mayor independencia. Porque la culpa primigenia de Medeaes que ella piensa como un hombre. Tres señales les dio de esaactitud.Elige al varón con el que quiere compartir su vida y le hace prometerfidelidad eterna. ¿Qué griega en sus cabales haría eso? Una griegadecente toma su dote y encamina sus pasos a la casa del esposo quesu familia eligió para ella.No acepta que su marido al repudie y se rebela. Buenas pruebas dejó de sus despecho y de su cólera. ¿Qué varón griego aceptaría consumisión ser repudiado por su esposa y que ella eligiera un nuevocompañero más poderosos más joven o más rico? Empuñaría su espada ytomaría venganza. Y la ciudad aplaudiría su decisión.Reclama compartir con Jasón la patria potestad, le discute al varónlapropiedad de los hijos. Hasta tal punto que llega a arrebatarles lavida, según la versión que nos llegó. Y sólo al varón -o a laciudad, según nos cuentan de las costumbres espartanas- le estápermitida esa crueldad, sin que sufra por ello consecuencias.Pero esta mujer colérica y malvada no es, afortunadamente, griega.Ella es una bruja apasionada, salvaje y extranjera.Antonio Jiménez afirmó con rotundidad: A pesar de nuestros esfuerzospor educar en la igualdad, aún damos culto a esa tragediagriega, misógina y pedagógica. Y en buena hora, porque es una de lascimas literarias de la antigu?edad, pero que convienecontextualizar y no sacralizar su mensaje.Kión de Yolko, un poeta jorobado y cojo, que conoce bien la vida deMedea, sabe que la que ha llegado hasta nosotros es absolutamentefalsa. De paso, este Kión de Yolko nos desvela que el mito está llenode mentiras urdidas hábilmente. Las mismas mentiras que tejenlos asesores de imagen de nuestros prohombres de la política y lasfinanzas. Kión de Yolco no nos habla sólo de la Grecia Antigua.Con la mirada adecuada podremos describir conflictos que nos planteaeternos, y por tanto, actuales.