Astrónomo, astrólogo, matemático, filósofo, médico y entendido en música a pesar de sus humildes orígenes, OMAR JAYYAM (1048-1132) consiguió conservar una existencia libre, íntegra e incólume en un tiempo y un lugar difíciles para los sabios: la Persia medieval en la que las dinas-tías turcas islamizadas de gasnavíes y selyúcidas dejaban campar a sus anchas el fanatismo religioso. Por ello ¿y por la concepción de la existencia que expresa¿ relegó a la clandestinidad la actividad que, a la postre, habría de alumbrar una obra universal y perenne: la poesía. En sus RUBAYAT ¿reunidos tan sólo tres siglos después de la muerte del poeta¿, Jayyam cantó con sensibilidad oriental al vino y la belleza, el goce del presente siempre fugitivo, la vanidad de la existencia, el aquí y el ahora, expresando en estos brevísimos poemas ¿traducidos de forma insuperable en esta versión bilingüe por Clara Janés y Ahmad Taherí¿ un sentir de la existencia humana desgarrada pero firme y llena de entereza. Las palabras de Jayyam ¿dice en su prólogo Clara Janés¿ «brillan por su pura verdad, una verdad inapelable, como podría ser una calavera o esos huesos que hablan entre gorjeos en ¿Miércoles de Ceniza¿ de T. S. Eliot».