Esta es la historia de una Salamanca a la que el autor se sintió muy próximo. En ella destaca la figura del profesor don Magín de Lerma y Santillana, hijo de un matrimonio en el que el bienestar y la virtud corrían parejas. Al dolor sufrido tras la muerte, en trágico accidente, de sus padres, añadió pronto la pérdida, causada por tisis galopante, de su prometida, una joven cuyos más preciados dones 'belleza, bondad y cultura' llenaban de gozo su alma. Sumido en el más profundo dolor, sufrió una crisis espiritual que le apartó de su fe religiosa. Fortuna fue, en medio de tanta desventura, que acertara a encontrar un lenitivo en su denodada entrega al estudio, a la cátedra y al compromiso de atesorar el bien de los demás, que es decir, de sus prójimos-hermanos y, principalmente, de los más menesterosos.A la postre, y pese a todo, fue tenaz practicante de unos ideales a los que hizo plena consagración de su vida.