www.deia.com (10.02.2010) En la historia de la navegación nos encontramos con una relación interminable de naufragios. Sin embargo, si nos piden que mencionemos uno, hay casi unanimidad universal al contestar: ¡El del Titanic! ¿Por qué? Realmente era un barco enorme y la tragedia se produjo en su viaje inaugural. También era un derroche de lujo y confort, superando a los hoteles más exquisitos de París, Londres o New York. Además viajaban en él una pléyade de multimillonarios norteamericanos y una parte significativa de la crème de la alta sociedad británica. Pero es que el Titanic representa aún más: fue y es un símbolo. Nosotros vamos a introducirnos en el archifamoso barco de la mano de un pasajero uruguayo, Ramón Artagaveytia. Era un gentleman de la alta sociedad de Montevideo que viajaba en primera clase y que nos va a permitir ir conociendo a otros viajeros del que en su día fue llamado el buque de los sueños.