""De Aetatibus Mundi Imagines"" es la crónica, en imágenes, del mundo aunque ese es el pretexto para elaborar una fina ironía sobre nuestra realidad temporal. La eternidad es el único enemigo capaz de vencer al tiempo. La vida es un paso transitorio, un mundo cuajado de grises cuando pasa el tiempo. En contraposición, la eternidad que es una vida en color, es un mundo perfecto. La técnica usada en los dibujos es gouaches y aguadas. Es un libro lleno de deslumbrantes imágenes, cargadas de referencias históricas, arqueológicas, arquitectóticas, teológicas y de alegorías, con un vigor y una fuerza que cuesta creer que fueran hechas en el siglo XVI, por la vigencia de la visión artística de Francisco de Holanda y por su modernidad. Sylvie Deswarte comenta en su investigación: ""Este Ordo Imaginum indica claramente que estas imágenes no son simples ilustraciones de la Vulgata ni de los Santorales como se podría creer a primera vista. Tienen un contenido teológico e histórico mucho más complejo, como da a entender la cita de fuentes diversas: Eusebio, nuestros cronistas, los Setenta intérpretes y los hebreos."" ""Como bien indica el título De Aetatibus Mundi Imagines , Holanda cuenta en imágenes la historia del mundo en seis Edades y su redención, siguiendo escrupulosamente el relato bíblico que él sitúa de nuevo en la cronología de la historia universal.""... ""Sus imágenes no son, pues, como se podría créer a primera vista, una simple ilustración de la biblia.""... ""Holanda se atiene lo más posible al texto bíblico que lee y relee. Recurre también a los Padres de la Iglesia y a poetas cristianos de finales de la Antigüedad tales como Prudencio. Paralelamente a esta lectura tiene constantemente ante los ojos la Crónica de Nuremberg y las tablas sincrónicas de la Chronologia de Nicolau Coelho do Amaral a fin de realizar la fusión entre texto bíblico e historia pagana."" Francisco de Holanda fue enviado a Italia, por expreso deseo del Rey de Portugal, a conocer el nuevo arte: el Renacimiento. La suerte hizo que fuera de la mano del genial Miguel Ángel, quien durante dos años le enseñó y le convirtió en uno de los primeros y más destacados renacentistas de la Península Ibérica a su regreso en 1540. Las influencias de Miguel Ángel son claras en el principio del libro con la Creación inspirada de la que de Holanda pudo examinar en la Capilla Sixtina, aun sin terminar.