Si la muerte es un ámbito tan relacionado con la formación humana, ¿cómo puede
continuar tan lejos de la Educación? La muerte, y no digamos su didáctica, es un ámbito desatendido, relegado o tapado por la sociedad, escuela incluida. Salvo excepciones, la escuela no sabe bien si debiera hacer algo con relación a la muerte. Y, en caso afirmativo, qué hacer y cómo proceder.

Este trabajo ofrece multitud de recursos metodológicos válidos para la práctica de la Educación para la Muerte en las etapas infantil, primaria y secundaria. Es una propuesta educativa innovadora de orientación laica, compleja y evolucionista, detallada, consistente y llevada a la práctica, que culmina quince años de investigación.

La obra se destina a quienes entienden la Educación como fuente de innovación, desde sus cimientos. Especialmente a quienes entienden la Educación como energía primera de la Humanidad y en consecuencia educan para mejorar la vida desde sus aulas, sus cátedras, sus proyectos de investigación o sus hogares. La motivación de los autores ha sido contribuir a nuevas aperturas para el trabajo educativo, en un proceso evolutivo de la propia Educación que creen irreversible, en función de una Didáctica capaz de adoptar como eje vertebrador a la conciencia. Pretenden que la Educación para la Vida-Muerte deje de ser tabú u objeto de innovación educativa, para ser un ámbito formativo normalizado. El panorama que se abre no sólo resulta apasionante, sino sobre todo útil para un futuro más humano y lúcido, cuya presencia personal y social depende en gran medida de la Educación.