La vida humana es devenir y mutación, un Ciclo que transcurre del nacimiento a la muerte, un intervalo de tiempo que va de la Nada a la Nada. No se trata aquí de una enésima versión del Eterno Retorno o un ejercicio más de nihilismo infecundo, sino de mostrar cómo se sustancia la vida y que, pese a su ineluctable y trágico periplo, vale la pena vivirla. Pero no a cualquier precio: frente a la voluntad de poder que predomina en la sociedad, hay que oponerle -como impugnación, subversión y deseo- una voluntad de vivir: pedir a la vida que lo sea, sin exigencias ni subordinaciones a sedicentes verdades políticas, ideologías o imperativos religiosos. Para elucidar ese Ciclo se recurre a lo fragmentario o mínima en vez del sistema o summa. ¿No es la vida, al cabo, un curso contingente que se explica mejor a través de sus fragmentos? Vida, cuerpo, palabra, emociones, sombra, tránsitos, memoria, vacío, crepúsculo y muerte componen, con lenguaje preciso y sin concesiones a la banalidad, los territorios y la cartografía del Ciclo. Alberto Hernando (1950) es licenciado en Historia Moderna y Contemporánea. Formó parte de la redacción de Cuadernos de Ruedo ibérico. Ha colaborado como crítico literario y articulista sobre temas culturales en La Vanguardia, El Mundo y El Periódico de Catalunya, El Europeo, Quimera, El Viejo Topo y Turia. En la actualidad escribe asiduamente en las revistas Lateral y Letras Libres.