La desigualdad en las proporciones de representación masculina y femenina resulta evidente en cualquier ámbito de poder. ¿Cuáles son las causas de esta situación? No cabe ninguna duda de que la competencia en un mundo que juega con claves masculinas o la necesidad femenina de duplicar los esfuerzos para atender simultáneamente a la vida pública y privada, dan buena explicación de algunas de las causas de esa desigualdad. Pero en este libro se intenta ir más allá, reflexionando sobre otro tipo de factores mucho más difíciles de tratar, que tienen que ver con la propia subjetividad femenina. Se parte de la convicción de que las mujeres encaran el poder de manera distinta a como lo hacen los hombres, porque el orden patriarcal genera en ellas conflictos que los hombres no experimentan. La pregunta de si las mujeres desean el poder intenta abrir la discusión relativa a hasta qué punto el orden patriarcal puede limitar en las mujeres un deseo que estructuralmente es inherente a la construcción de la identidad de toda persona individualizada.