En el año 417 d.C., bajo el primer gobierno de Honorio, el primer emperador romano de Occidente, cuya subida al trono marcó la división definitiva del Imperio, el cristianismo se ha convertido en la religión oficial y se persigue el menor atisbo de paganismo.
Mediante el enfrentamiento entre el magistrado Adriano y el poeta proscrito Claudio Claudiano, Hella S. Haasse recrea una época de decadencia del Imperio, sometido a la presión de los bárbaros, al tiempo que expone sin maniqueísmos ni medias tintas el enfrentamiento entre el poder del Estado y la libertad individual.
Sin el despliegue de una época de ""El bosque de la larga espera"", ni la colorista galería de personajes de ""La ciudad escarlata"", ""Un gusto a almendras amargas"" es una obra intensa y emocionante llevada con pulso firme y la con extraordinaria sensibilidad de la autora, que en las obras breves se hace¿quizás más evidente. La restricción de toda la trama a unos pocos días y a casi un sólo espacio es un reto, que quizá responde al interés de la autora por el teatro, del que sale más que airosa y nos ofrece, a partir de unas pocas escenas, una visión tanto de un momento de cambio político y religioso como de la naturalez humana enfrentada a sus contradicciones.