Los romanos establecieron su poder en todo el mundo mediterráneo entre el 327 y el 70 a. C. En este libro el doctor Harris intenta mostrar lo que hubo detrás de dicha expansión. ¿Cuáles eran las actitudes de los romanos respecto a los combates que libraban año tras año? ¿Qué funciones cumplía la guerra para una aristocracia que determinaba efectivamente la mayor parte de la política exterior romana? ¿Qué importancia concedían los romanos a los beneficios materiales de sus victorias militares (tierras, esclavos y botín en general, rentas, etc.) que, por regla general, se han considerado algo secundario? ¿Qué valor se debe dar a la afirmación del historiador contemporáneo Polibio de que los romanos se vieron arrastrados a ampliar su imperio por una ambición cada vez mayor? Y, por último, ¿en qué medida fue la política exterior romana simplemente defensiva, como pretenden muchos investigadores modernos? El autor, en aras de la claridad, responde a tales interrogantes dentro de un marco analítico y no narrativo, aun cuando dedique la debida atención a los cambios experimentados en las actitudes y los comportamientos romanos. El resultado es una historia del imperialismo romano muy distinta en su interpretación global de las convencionales que tienen su origen en Mommsen y Holleaux.