Inmenso es, realmente, el desarrollo que han alcanzado las ciencias bíblicas. Lo saben bien los especialistas en la materia y los profesores eclesiásticos en general. Los investigadores bíblicos no tienen más remedio que limitarse a una sola parcela del vastísimo campo de la Sagrada Escritura. Pero, al mismo tiempo, necesitan tener a mano, en un momento dado, informes fidedignos acerca de cualquiera otra parcela bíblica no cultivada por ellos. También los lectores profanos necesitan un manual bíblico breve, pero seguro, donde puedan encontrar, en unos momentos, el dato bíblico que les interesa. Es evidente, por tanto, la verdadera necesidad de una obra de carácter enciclopédico, que a todos haga asequible el grandioso acervo de conocimientos alcanzados hasta la fecha por las ciencias escriturísticas. Y para que una obra de esta índole refleje con autenticidad el estado actual de estas ciencias, es imprescindible que esté concebida con unidad de criterio, que no desconozca los últimos avances en la materia y aun las teorías lanzadas por unos y por otros, que exponga todos esos conocimientos de manera sistemática y adecuada, y que permanezca siempre fiel a la ortodoxia católica. Para satisfacer estas exigencias apareció este Diccionario de la Biblia, redactado primeramente por un grupo de competentes escrituristas católicos holandeses y belgas, adaptado después al alemán y completado nuevamente por los primeros redactores. Hoy circula ya en holandés, en alemán, en italiano y en francés. Y ésta es ya la novena edición en castellano. La riqueza y variedad de los temas escogidos no sólo de la exégesis misma, sino también de sus múltiples ciencias afines y auxiliares, la competencia de sus directores, como también de los colaboradores, han concurrido para que el presente diccionario resulte una obra ideal de consulta. En un primer apéndice se ofrece al lector una sucinta información sobre las excavaciones en Palestina, acompañando la misma con el mapa respectivo. En el segundo apéndice se propone un cuadro sinóptico de las medidas, pesos y monedas, con su nomenclatura moderna y bíblica. El tercer apéndice presenta, en cuadros sincrónicos, la cronología del Oriente antiguo relacionada con la Biblia, desde antes de los patriarcas hasta el fin de la época apostólica.