«He dudado mucho antes de escribir un libro sobre la mujer. Es un tema irritante, sobre todo para las mujeres, y no es ninguna novedad. La polémica sobre el feminismo ha hecho correr tinta suficiente, y ahora está prácticamente cerrada: punto en boca. Y sin embargo, seguimos hablando de ello. Y no parece que las voluminosas tonterías proferidas durante este último siglo hayan arrojado alguna luz sobre el problema. Además, ¿existe algún problema? ¿Cuál es? [?'> ¿Qué es una mujer? El enunciado mismo del problema me sugiere inmediatamente una primera respuesta. Es significativo que me lo plantee. A un hombre no se le ocurriría escribir un libro sobre la situación particular que ocupan los varones en la humanidad. Si me quiero definir, estoy obligada a declarar en primer lugar: ?soy una mujer?, esta verdad constituye el fondo sobre el que se dibujará cualquier afirmación.» Estas palabras de Simone de Beauvoir en El segundo sexo podrían ser suscritas por cualquiera de las veinticinco comadres de Oro cuyos perfiles son homenajeados en este volumen, cuando la Tertulia Feminista Les Comadres, que otorga estos galardones, cumple su primer cuarto de siglo. En el libro citado, Beauvoir reivindica al filósofo y escritor feminista François Poulain de la Barre, quien en el siglo XVIII aseguraba que «todo lo que han escrito los hombres sobre las mujeres es digno de sospecha, porque son a un tiempo juez y parte». Pues bien, dando la razón a esta afirmación, permitiéndonos jugar con las palabras y valiéndonos de la ironía y la provocación propia de Les Comadres para burlar la comparación sistemática que deriva en la desigualdad, confirmemos que la mujer ha logrado, con no poco esfuerzo, ser digna de sospecha. Sostengamos hoy que ellas también son merecedoras del recelo, aunque no por maldad interesada, sino por inteligencia.