Hay opiniones que sostienen que la profesión de psiquiatra está entrando en un proceso de desaparición, dado que se afianza una tendencia a limitar su campo de acción a la neurobiología comportamental, confiando a otros especialistas que no son médicos los aspectos más psicológicos del sufrimiento mental. Los datos que aporta este libro contradicen esa impresión y nos ofrecen un panorama nuevo del tipo de psicoterapias que los psiquiatras futuros asumirán. Favorecerán una integración conceptual de los modelos teóricos, dada la insuficiencia de cada una de las teorías y la ausencia de una eficacia superior de determinada terapia respecto de otras; buscarán factores terapéuticos comunes a diferentes técnicas, y tendrán más en cuenta la relación real entre terapeuta y paciente. El psicoanálisis, formulado hace ya más de un siglo, pese a que sigue prestando una base fundamental a todas las demás técnicas, ya no será la única psicoterapia prestigiosa disponible. La naturaleza intensiva del tratamiento psicoanalítico hará que sea un número relativamente pequeño de individuos el que pueda beneficiarse de esta forma intensiva de psicoterapia: los futuros psicoterapeutas (de cualquier orientación), los médicos psiquiatras y de Atención Primaria, y las personas «worried well», con problemas existenciales y predisposición a la introspección.