La tesis doctoral de Jorge Guillén defendida en la Universidad Central de Madrid a principios de 1925, ha sido, hasta ese preciso momento, una especie de aventura frustrada. El texto se había perdido y al propio poeta no le preocupaba demasiado su extravío y publicación porque, según decía, era muy juvenil en ensayo aquel. La adquisición por parte de la Universidad de Castilla-La Mancha de la biblioteca de Joaquín de Entrambsaguas puso término a las pesquisas. Se sospechaba, con cierto fundamento, que en el importante fondo bibliográfico del profesor de la Complutense podría encontrarse la desaparecida tesis guilleniana. Hace cuatro años, por indicación de Claudio Guillén, Juan Bravo investiga el barrunto con resultado positivo. Efectivamente, alli estaba la ansiada copia mecanografiada, un tanto borrosa, pero íntegra, reconocible y dispuesta a la lectura o a la posible publicación