En su impactante ópera prima, Jessica Gregson nos revela uno de los casos de asesinato masivo más estremecedores del siglo XX. En la pequeña aldea húngara de Nagyrev, trescientos hombres fueron asesinados por sus esposas e hijas en apenas catorce años, los que transcurrieron entre 1914 y 1928. ¿Qué condujo a las mujeres de esa humilde localidad a envenenar a sus familiares y amantes? A la hora de responder esta cuestión, la autora se pone en manos de Sari.
Nacida con el cambio de siglo, Sari pierde a su madre durante el parto y a su padre en la adolescencia. En espera de la mayoría de edad, momento en que deberá contraer matrimonio con el adinerado Ferenc, la muchacha se va a vivir con su tía Judit, anciana comadrona cuyas actividades le han granjeado fama de bruja. Es entonces cuando el archiduque Franz Ferdinand cae asesinado en una calle de Sarajevo, en el atentado que dará inicio a la primera guerra mundial. El desastre se cierne sobre el continente y los hombres del pueblo son llamados a filas. Al poco tiempo, un campo de prisioneros italianos es instalado en la finca de los padres de Ferenc. Y, en ausencia de sus maridos, las mujeres que en él trabajan comienzan a sentirse atraídas por los cautivos a su cuidado. La misma Sari se debate entre la fidelidad a su prometido y la pasión que le despierta Marco, uno de los soldados prisioneros.
Cuatro años más tarde, los hombres que regresan a Nagyrev son muy distintos de los que de allí partieron. El tranquilo y enamorado Ferenc, por ejemplo, es ahora un sujeto violento que no duda a la hora de pegar a su mujer, aunque esté embarazada. Y Sari, aconsejada por Judit, se planteará la posibilidad de enviarlo adonde moran los ángeles...