En su doctrina de los ciclos, Borges, citando a Nietzsche nos dice: el universo es consumido cíclicamente por el fuego que lo engendró, y resurge de la aniquilación para repetir una idéntica historia. De nuevo se combinan las diversas partículas seminales, de nuevo informan piedras, árboles y hombres -y aún virtudes y días, ya que para los griegos era imposible un nombre sustantivo sin alguna corporeidad. De nuevo cada espada y cada héroe, de nuevo cada minuciosa noche de insomnio. La Caracas de finales de los ochenta, devastada por la corrupción y la crisis, sirve como telón de fondo a un viaje circular en busca de la redención.Una novela que nos muestra cómo en países como Venezuela la realidad social es capaz de abrazar todos los estratos de la existencia.La cocaína, la adolescencia y una sociedad en pleno movimiento sísmico, marcan el inicio de una aventura que se extiende a lo largo de siglos y ciudades, y sin embargo, no suma más de una noche en la vida de la protagonista.Aunque parezca una historia de drogadictos, es una historia del tiempo.El tiempo de las personas y el tiempo de la historia.En la entropía de una adolescencia narcótica, se deslizan todas las noches de la historia, lo urbano se mezcla con lo arquetípico, lo sórdido con lo sagrado.El tiempo y la distancia se confunden en la inminencia de una realidad desgarrada. Los personajes de ésta crónica (de Cronos) permanecen atrapados en una coordenada atípica, la de los ciudadanos de eso que se ha dado por llamar el Tercer mundo. Son los días previos al Caracazo y al estallido social, los días en que Venezuela exporta prófugos y cocaína, los días en los que la democracia es sólo una patraña que preserva intacta la inocencia hipócrita del resto del mundo. Y volvemos a citar a Borges: Volverá toda noche de insomnio: minuciosa. La mano que esto escribe renacerá del mismo Vientre. Férreos ejércitos construirán el abismo. (David Hume de Edimburgo dijo la misma cosa.) No sé si volveremos en un ciclo segundo Como vuelven las cifras de una fracción periódica; Pero sé que una oscura rotación pitagórica Noche a noche me deja en un lugar del mundo. Entonces estamos ante una fenomenología del desconcierto, narrada en forma de aventura narcótica.La vida en una noche, pero una noche de la historia, la noche de un continente, la noche de un mundo, aunque parezca que sólo es la alucinación de una adolescente perdida.