Ajuste de Cuentos se ha estructurado como un abanico de nueve varillas que, al abrirse, nos muestra toda una serie de nuevos paisajes por descubrir y, al cerrarse, nos invita a entrar en los jardines secretos del yo. Siguiendo la máxima de Baltasar Gracián de que lo bueno si breve, dos veces bueno, y partiendo de la afirmación de Octavio Paz de que forma y fondo son lo mismo. Ajuste de Cuentos trata de huir de géneros y estilos literarios, intentando permanecer como un pequeño tesoro en el corazón de la memoria. Si se nos permite la sugerencia, una buena medida para calibrar la mayor o menor exactitud de los trescientos relatos que componen este Ajuste de Cuentos es que resistan una primera lectura y que, después de leerlo, alguien pueda decirle a un amigo: ?ahora que tenemos tiempo, cuéntame uno de estos cuentos?, tal y como recomendaba Jorge Guillén. En tal caso, eso querría decir que el abanico habría conseguido ofrecerle al lector un poco de aire fresco y de placer con los que aliviar la calima de los días presentes. De no ser así, trate de disfrutar con otro pericón que agite mejor el viento, pero no deje de llevar siempre consigo un buen trozo de literatura, a ser posible cargada de humor y de futuro. Puede resolverle algunas situaciones comprometidas y hacerle más llevaderas muchas otras.