El escultor español Julio González (1876-1942) fue pionero en la escultura de hierro soldado, un material al que llevó a un nivel de expresividad y plasticidad sin precedentes. González, nacido en Barcelona, aprendió el oficio de su padre, orfebre y escultor. En 1900, al trasladarse a París, su colaboración con el arte moderno más innovador y de mayor impacto supuso una indudable revitalización de sus propios planteamientos artísticos. No obstante, González forjó un estilo plenamente personal en su intento de incorporar las ideas de espacio y tiempo a su obra, y al hacerlo cambió el significado del hierro, dotándolo de nuevos valores constructivos y expresivos. Su obra tuvo un impacto decisivo en la escultura contemporánea. Aunque no produjo una obra abundante, su influencia en un escultor tan relevante como David Smith -un pupilo lejano suyo- prueba la repercusión de su arte. Este monumental proyecto, forjado alrededor de su obra completa (proyectada en siete libros) es el fruto de la iniciativa de Tomàs Llorens, antiguo director del Museo Reina Sofía, del Museo Thyssen-Bornemisza, ambos en Madrid, y del IVAM de Valencia, museo que posee cerca de 400 obras de Julio González en su colección. Publicado en colaboración con el IVAM de Valencia y la Fundación Azcona de Madrid.