Siempre el hombre ha preguntado por Dios y le ha preguntado a Dios. YÉl se le ha revelado y le ha preguntado por su vida y la del prójimo.«Razón» y «revelación» son las dos palabras, distintas peroinseparables, que constituyen el corazón de estas preguntas yrespuestas. Por la primera el hombre no cesa de buscar, de interrogar, de proponer respuestas. Por la segunda, Dios se abre al hombre deinnumerables formas (en su conciencia, en la realidad metafísica, enla historia, en los profetas y místicos). Pero de modo supremo ydefinitivo lo ha hecho en Jesús de Nazaret, Mesías e Hijo encarnado,presencia personal histórica de Dios mismo.Aunque las experiencias límite que asaltan a los seres humanossuscitan preguntas que tan sólo cada uno puede responder, también escierto que nadie está condenado a realizar su camino en soledad. Conlos otros puede buscar razones, celebrar la esperanza y alentarse enla práctica de la solidaridad y el amor mutuos.Olegario González de Cardedal es teólogo y maestro de teólogos. Hadedicado su vida a la enseñanza en la Universidad Pontificia deSalamanca, a la reflexión y a la publicación de libros y artículos.