Mirad que subimos a Jerusalén (Mc 10,33). Mediante estas palabras el Señor invita a los discípulos a recorrer junto a Él el camino a Jerusalén, que los Evangelistas presentan como la culminación del itinerario terreno de Jesús. Éste constituye el modelo de vida del cristiano, comprometido a seguir al Maestro en la vía de la Cruz. Cristo, también, dirige esta misma invitación a subir a Jerusalén a los hombres y mujeres de hoy. Y lo hace con particular fuerza en el tiempo de Cuaresma, favorable para convertirse y encontrar la plena comunión con Él, participando íntimamente en el misterio de su muerte y resurrección. Por tanto, la Cuaresma representa para los creyentes la ocasión propicia para una profunda revisión de vida. Juan Pablo II, Cuaresma de 2001 ¿Qué quieres, Señor de nosotros, que no puedas tomar por Ti mismo? Este sería el punto de partida de nuestra reflexión. Y hay una cosa que el Señor no toma sin nuestro permiso: nuestro corazón, porque quiere que lo volvamos hacia Él libremente. Cristina González Alba nació en Sevilla y estudió Derecho en esta ciudad. Vive en Argentina, en la isla de Tierra del Fuego. Da clases de Historia, Derecho, Ética y Análisis del Discurso en la Universidad. Colabora habitualmente en los programas de catequesis de su Diócesis. Otro libros de la misma autora publicados por Desclée De Brouwer son: Orar con el Rosario y Al caer de la tarde.