Así como la soberbia de un hombre trajo la perdición al mundo, la humildad de otro nos trajo la salvación, y de su amor y su matrimonio con María nació Jesús.Dios, en el colmo de la humildad, se hace hombre para enseñarnos que sólo desde la sencillez de nuestra humanidad, desde nuestra infancia y desde nuestra pobreza, llegaremos a ser divinos. Y ahí comienza el misterio de la Navidad, el misterio de la salvación del hombre y del amor de Dios por nosotros. Dios se encarna en María, nace Jesús y José lo cuida. La simpleza de los acontecimientos es tanta que deja opacada su grandeza. José, un hombre común, enseña a Jesús a ser humano, y Jesús, el Hijo de Dios, enseña a José a ser divino. Jesús es verdadero Dios, pero también es verdadero hombre. Tiene que aprender a rezar, a trabajar, a caminar... y a amar con corazón de hombre, de varón. José es el elegido por Dios para esta misión. Dios, que es Amor, se pone en manos de un hombre para aprender de él a amar... Sólo nos queda contemplar este misterio, porque no hay palabras. Cristina González Alba nació en Sevilla y estudió Derecho en esta ciudad. Vive en Argentina, en la isla de Tierra del Fuego. Da clases de Historia, Derecho, Ética y Análisis del Discurso en la Universidad. Colabora habitualmente en los programas de catequesis de su Diócesis.