«Una historia escalofriante, que reúne elementos del mito, de las películas de horror y de los thriller de acción; Una espléndida novela sobre los miedos atávicos del hombre», Süddeutsche Zeitung. Es una mañana como otra cualquiera. Jonas despierta. Desayuna un café. El periódico no está delante de la puerta de su casa. Cuando no logra sintonizar la radio, ni la televisión, ni puede entrar en Internet, comienza a enfadarse. Su novia no contesta al teléfono. Jonas sale a la calle. No hay nadie. ¿Puede vivir una persona cuando todas las demás han desaparecido? Han quedado el mundo y las cosas: carreteras, supermercados, estaciones de tren, pero todo está vacío. Jonas vaga por Viena, por las calles de siempre, por las viviendas que conoce, pero nada responde a sus preguntas. ¿Es el único superviviente de una catástrofe? ¿Se han ido todos a otra ciudad? ¿Hay otros, o son sólo imaginaciones suyas? Thomas Glavinic refiere con tensión creciente el caso de una persona que descubre lo que significa ser persona cuando ya no existe nadie más, cuando los recuerdos del propio pasado son la única vida en un mundo muerto.