Aunque esta obra de A. Giordan versa sobre la problemática francesa en el ámbito de la enseñanza de las ciencias, sería un error pensar por ello que su aplicación a la situación española tendrá un alcance limitado. Lamentablemente, en nuestro país también. tenemos planteados unos problemas muy similares. De hecho, no hay más que acudir a los diferentes cursos, seminarios y encuentros de profesores para encontrar discusiones sobre la escasa asimilación de conocimientos por parte de los alumnos, la inadecuación de los programas escolares o las diferentes metodologías para relacionar más estrechamente la ciencia y la vida cotidiana. Estos y otros problemas son los que trata el autor con una buena dosis de lucidez y precisión, no sólo exponiendo un racimo de buenas intenciones, sino datos concretos de sus investigaciones psicopedagógicas. En este sentido, y sólo a título de ejemplo, resulta estremecedor -además de interesante- comprobar la concepción tan deformada que tienen los alumnos de lo que es una experiencia o experimento. Parecen considerarlo una especie de truco cuyos resultados son más o menos espectaculares y que se encuentra muy lejos de su práctica escolar cotidiana. También resultan muy útiles las tablas de los comportamientos óptimos del alumno para conseguir determinados objetivos en la enseñanza de la ciencia y las diferentes propuestas acerca de la distribución del equipo y material escolar en el aula.